San Nicolás: mató, prendió fuego y descuartizó a su amigo de la infancia
El asesino confesó el crimen pero dijo que había sido un accidente. El caso llegó a TN y la Gente.
Maximiliano Carrasco conocía a Luis Ávalos desde que eran chicos y vivían casa de por medio. El fin de semana fueron juntos a pescar, pero el único que volvió fue Ávalos. Fue directo a la comisaría a declarar que limpiando su escopeta había matado de forma accidental a su amigo, pero la mentira duró poco. No solo lo asesinó a balazos, también lo prendió fuego, lo descuartizó con un machete y después pretendió ocultar el crimen enterrando los restos en una isla de la localidad bonaerense de San Nicolás.
Habían estado desaparecidos durante dos días. La primera en hacer la denuncia fue la esposa de la víctima pero a las pocas horas fue solo a la policía y dijo que después del presunto accidente fatal, como habían tomado, se quedó dormido al lado del cuerpo de su amigo pero que al despertar ya no estaba.
La fiscal del caso, Verónica Marcantonio, contó que cuando llegaron con la policía científica hasta el rancho de chapa acanalada descripto por el imputado, encontraron afuera un brasero con cenizas y otra fogata que hacía poco tiempo se había quemado. No tuvieron que excavar mucho en el lugar para hacer el primer descubrimiento: el brazo izquierdo de la víctima.
VÍCTIMA. Maximiliano Carrasco tenía 30 años.
Además, había manchas hemáticas, un machete con sangre, un hacha, dos palas, un cubrecamas y ropa con sangre. Los perros rastreadores fueron los que terminaron de encontrar las otras partes del cuerpo de Carrasco terminando de dar por descartada la primera versión del detenido de un "homicidio culposo".
Según la declaración de la mujer de la víctima, su esposo ya había tenido una pelea hace un año con su amigo. En esa oportunidad, Ávalos también intentó atacarlo con un machete pero no tuvo éxito. Estuvieron distanciados un tiempo y hace pocos meses habían reanudado la relación.